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Recuperarse del COVID-19: argumentos, hechos y razones que apoyan la inversión en cuidados infantiles

 
9 de Abril de 2021

Incluso antes de la aparición del COVID-19, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) había advertido sobre una grave crisis de cuidados, con unos 1.900 millones de niños menores de 15 años, incluyendo 800 millones de niños menores de seis años, que necesitaban cuidados.

El cuidado infantil debe abordarse dentro de los planes de recuperación del COVID-19 tanto para promover la igualdad de género como porque tiene sentido fiscal. Además de reducir la carga indebida del cuidado, el cuidado infantil asequible y de calidad libera a las madres permitiédoles participar en la fuerza laboral y crea puestos de trabajo para las mujeres en el sector del cuidado infantil.

Una revisión reciente de la evidencia, apoyada en parte por la iniciativa Crecimiento y Oportunidad Económica de la Mujer: África Oriental, señala las formas en que la pandemia ha profundizado la crisis del cuidado infantil y ha ampliado las brechas de género. La iniciativa destaca el elevado costo de la inacción, con un enfoque en los países de ingresos bajos y medianos, y ofrece soluciones para gobiernos, donantes y empleadores.

El costo de la inacción: revirtiendo los avances en los logros para las mujeres

Los efectos del COVID-19 en el empoderamiento económico de las mujeres se pueden ver a lo largo de cuatro vías clave:

  • la interrupción de la educación y del aprendizaje temprano
  • la amenaza existencial para el sector del cuidado infantil
  • aumento de la carga del cuidado del hogar
  • la pérdida de empleo e ingresos
     

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura estima que 1.500 millones de niños en edad escolar en todo el mundo se han visto afectados por cierres de escuelas relacionados con COVID-19. Al mismo tiempo, los requisitos de distanciamiento e higiene y la necesidad de equipo de protección personal han aumentado los costos de operación del cuidado infantil, mientras que la demanda ha disminuido debido a los cierres y el temor a la infección.

Si bien tanto las mujeres como los hombres dedican más tiempo al cuidado de los niños, la mayor parte del tiempo extra recae en las mujeres y las adolescentes, lo que profundiza las normas de género preexistentes. Los cierres de escuelas también están ampliando las brechas de género en el acceso a la educación, ya que más niñas pierden tiempo de estudio para cuidar a sus hermanos. Es posible que muchas no regresen a la escuela después del COVID-19 debido al aumento de los niveles de pobreza, la entrada temprana a la fuerza laboral o el matrimonio y el embarazo prematuros, como se vio después de la epidemia de ébola.

El COVID-19 también ha provocado una mayor pérdida de empleo para las mujeres que para los hombres. Las encuestas de población activa de la OIT muestran una disminución significativa del empleo en el segundo trimestre de 2020 en comparación con el año anterior, con una disminución más pronunciada para las mujeres que para los hombres en la mayoría de los países. Esta disminución se puede atribuir a que más mujeres abandonan el empleo para cuidar a los niños y que es más probable que las mujeres trabajen en el comercio minorista y los servicios de alimentación. El sector del cuidado infantil, incluyendo los centros y los trabajadores domésticos en hogares privados, es mayoritariamente femenino. Aquellas mujeres que todavía están empleadas trabajan más horas y son más vulnerables al abuso por parte de los empleadores.

En general, las más afectadas por la pandemia son los trabajadores informales, predominantemente mujeres, cuyo trabajo ya era menos seguro y que tienen pocos beneficios y protecciones para amortiguar su pérdida de ingresos.

Mientras tanto, Amnistía Internacional observa que el cuidado de niños y el trabajo de cuidados no remunerado siguen ausentes de los paquetes de estímulo y las medidas de emergencia que se anuncian. De hecho, el análisis de Oxfam en 2020 halla que el 84% de los préstamos COVID-19 del Fondo Monetario Internacional alientan, y en algunos casos exigen, que los países pobres adopten medidas de austeridad más estrictas. Estas medidas podrían perjudicar de manera desproporcionada a los pobres y a las mujeres, cuyo trabajo de cuidados no remunerado debe compensar la falta de acceso a los servicios sociales.

¿Qué se puede hacer?

Las soluciones que aquí se presentan se basan en las “5R del cuidado” de la OIT: reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidado no remunerado y aumentar las recompensas y la representación de los trabajadores de cuidados remunerados. Si bien muchas de estas recomendaciones no son nuevas, son más importantes que nunca a medida que las economías se recuperan de la pandemia.

Avanzando: Integrando el cuidado infantil en nuestra recuperación del COVID-19

A medida que los países salen de la fase de respuesta, se enfrentan a decisiones difíciles para hacer frente a los costos de la recuperación. La imposición de medidas de austeridad para reducir la deuda es una tentación obvia, pero tendría un costo enorme para los sistemas de salud, educación y cuidado infantil que han demostrado ser vitales para nuestra resiliencia y para avanzar en la igualdad de género.

Invertir en cuidados infantiles, y cuidados en general, facilitará una recuperación más inclusiva. Dicha inversión puede tener un impacto directo al impulsar el empleo y la retención laboral en el sector de cuidados, al tiempo que alivia las limitaciones de cuidados que impiden que las mujeres trabajen. La misma requerirá movilizar recursos públicos y privados y, en países de ingresos bajos y medianos, ayuda externa:

  • Los gobiernos deben buscar fuentes innovadoras de financiación, tales como nuevas formas de tributación y nueva programación conjunta con organizaciones no gubernamentales y socios del sector privado. El sector privado debe promulgar políticas y condiciones en el lugar de trabajo favorables a la familia para apoyar las necesidades de cuidado infantil de los empleados.
  • Las organizaciones donantes y las instituciones financieras internacionales deben garantizar que el cuidado infantil se aborde de manera integral en todos los paquetes de ayuda y estímulo fiscal de COVID-19 para los países.

Este documento fue elaborado en asociación por el IDRC, Crecimiento y Oportunidad Económica de la Mujer: África Oriental, la Fundación Bill y Melinda Gates, FemDev y la "Initiative for What Works to Advance Women and Girls in the Economy" (Iniciativa para lo que funciona para el avance de las mujeres y las niñas en la economía), creada por la organización LEAD en la Universidad Krea.

Lea la reseña completa sobre la evidencia

Recomendaciones para abordar la crisis del cuidado infantil agravada por el COVID-19

  • Invertir en servicios públicos sensibles al género
  • Reabrir de forma segura escuelas y guarderías
  • Ayudar a las familias a afrontar el aumento de la carga de cuidados
  • Ayudar a cambiar las normas sociales en torno al cuidado infantil
  • Mejorar la financiación pública y privada del sector de cuidados infantiles
  • Mejorar el apoyo a los trabajadores de cuidados infantiles
  • Incluir a los trabajadores de cuidados infantiles en la toma de decisiones de respuesta al COVID-19
  • Fortalecer su derecho a la acción colectiva.