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La función de los jóvenes en la promoción de la paz y la seguridad

 

En el Triángulo Norte de Centroamérica —una región que, plagada por la violencia de las pandillas, es considerada una de las más violentas del mundo—, Glasswing International está enfrentando los complejos factores vinculados con la juventud, la violencia y la pobreza. La organización ofrece a 1200 jóvenes de El Salvador y Honduras formación profesional práctica y asistencia social, al mismo tiempo que renueva la función de la juventud como fuerza positiva para el cambio.

Puntos destacados de la investigación

  • Una organización de América Central promueve la paz y la seguridad mediante empresas sociales en áreas afectadas por la violencia de las pandillas.

  • El tratamiento de la seguridad de las comunidades en Kenia y Tanzania incorpora a los jóvenes en la consolidación de la paz y aborda los crecientes niveles de violencia en ambos países.

  • Las investigaciones en Malí y Níger recopilan evidencia sobre los factores que llevan a los jóvenes a participar y dejar de participar en conflictos y en grupos extremistas violentos.

El alcance del problema de las pandillas en esta región ha dado lugar a la estigmatización de los jóvenes, en especial de aquellos que viven en zonas urbanas. Los empleadores tienden a no contratar a jóvenes de vecindarios vinculados con las pandillas, por lo que les resulta difícil ganar experiencia laboral y desarrollar capacidades adecuadas. Aunque la falta de oportunidades y la marginalización pueden empujar a los jóvenes a unirse a pandillas, formar parte de ellas también les ofrece protección contra la violencia callejera, un sentido de pertenencia y una forma de estatus social.

La respuesta de Glasswing consiste en ofrecer un camino hacia la formación de capacidades y un sentido de comunidad. La organización identifica problemas urbanos que pueden transformarse en oportunidades de negocios para empresas sociales lideradas por jóvenes (en muchos casos, mujeres). En un entorno grupal de contención, los jóvenes participantes desarrollan capacidades para el mercado laboral y para resolver problemas en sus comunidades. Además, una vez completado el programa, reciben apoyo para la transición hacia el trabajo o los estudios superiores.

En colaboración con la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social y el Banco Interamericano de Desarrollo, una subvención otorgada por el IDRC asiste a Glasswing para que, a partir de esta experiencia, produzca pruebas que influyan sobre las políticas que afectan a los jóvenes de la región.

The Missing Peace: un llamado a la inclusión

El de Glasswing es uno de los varios proyectos exitosos que ha financiado el IDRC y que contribuyen a abordar la brecha en el análisis basado en pruebas sobre el papel que los jóvenes desempeñan a la hora de forjar sociedades seguras, estables y pacíficas.

En todo el mundo, viven 1800 millones de jóvenes de entre 10 y 24 años. Este grupo etario representa un cuarto de la población mundial, y se espera que la cifra alcance los 2500 millones antes de 2025.

Aunque se suele percibir a los jóvenes como causantes de disturbios, un creciente conjunto de pruebas deja en claro que su participación es fundamental si se quiere construir comunidades seguras e inclusivas. Un estudio reciente encargado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas explora el papel que desempeñan los jóvenes para establecer y sostener la paz en comunidades y regiones de todo el mundo. El informe resultante, The Missing Peace: Independent Progress Study on Youth, Peace and Security, se basa en extensas consultas a jóvenes, que incluyen más de 260 grupos de enfoque, encuestas a organizaciones de consolidación de la paz dirigidas por jóvenes e interacción directa con más de 4200 personas de esta franja etaria.

“Hasta que resolvamos el problema de la exclusión de los jóvenes, nunca podremos prevenir el extremismo juvenil. Por eso, nuestra prioridad ha sido comprender a qué se refieren los jóvenes cuando hablan de participación e inclusión significativas”, afirmó su autor principal, Graeme Simpson, en el lanzamiento del informe que tuvo lugar en Ottawa en abril de 2019.

Los jóvenes dejaron en claro que, en definitiva, todos los problemas los afectan y que querían tener participación en reformas como las que conciernen a los sistemas educativo y judicial. El estudio también concluyó que los jóvenes necesitan espacios seguros y protegidos para perseguir la innovación y la creatividad que fomentan la consolidación de la paz. Cuando las instituciones sociales no ofrecen esos espacios, los jóvenes suelen volcarse a crear estos lugares ellos mismos.

La participación de los jóvenes para forjar sociedades resilientes e inclusivas

El IDRC financia unos 40 proyectos vinculados con los jóvenes, que buscan soluciones basadas en las realidades de los contextos locales haciendo hincapié en la seguridad y la justicia. Uno de ellos aborda el aumento de la violencia en Kenia y en Tanzania al analizar de qué manera los jóvenes pueden participar en la consolidación de la paz en sus comunidades. Kenia ha importado el modelo de seguridad comunitaria Nyumba Kumi de Tanzania, donde ha resultado muy eficaz. En este modelo, se forman grupos de unos diez hogares que trabajan juntos y en coordinación con las fuerzas de seguridad para abordar incidentes delictivos y violentos en su zona. En la actualidad, existen más de 200 000 de estos grupos en toda Kenia.

Media
IDRC / GREG TECKLES

Los investigadores respaldados por el IDRC compartieron reflexiones sobre los espacios que usan los jóvenes para participar en la prevención de conflictos y el desarrollo a largo plazo en sus comunidades. En sentido horario: Celina de Sola, cofundadora, Glasswing (El Salvador); Jeanine Abatan, investigadora, Instituto de Estudios de Seguridad (Senegal); Martha Mutisi, oficial sénior de programa, IDRC (Nairobi); Malose Langa, investigador sénior asociado, Centro para el Estudio de la Violencia y la Reconciliación (Sudáfrica); William John Walwa, catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Dar es Salaam (Tanzania).

Con el apoyo del IDRC, los investigadores de la Universidad de Dar es Salaam analizan de qué manera Nyumba Kumi puede promover la interacción y la participación entre los jóvenes, las comunidades, los encargados de formular políticas y las fuerzas de seguridad. El proyecto también apunta a modificar actitudes para que los jóvenes sean percibidos como aliados a la hora de prevenir el extremismo violento y mejorar la seguridad de las comunidades.

Investigaciones llevadas a cabo por el Centro para el Estudio de la Violencia y la Reconciliación, en Sudáfrica, demuestran cómo los programas de empleo del sector público liderados por la comunidad pueden abordar con éxito las causas tanto inmediatas como de raíz de la violencia urbana. Con el apoyo del IDRC, el análisis del Programa de Trabajo Comunitario de Sudáfrica que llevó a cabo esta organización revela una vía para construir resiliencia contra situaciones violentas en la comunidad.

Comprender las estrategias de los jóvenes para sobrevivir

Las investigaciones financiadas por el IDRC en Mali y en Níger buscan esclarecer los factores que llevan a los jóvenes a unirse a grupos extremistas. Estos países enfrentan una amenaza persistente de violencia extremista, y la participación de mujeres jóvenes en estos grupos es cada vez más común. Si se comprende cómo y por qué los jóvenes se involucran en estos grupos o los abandonan, es posible responder a la amenaza con políticas eficaces.

Tras numerosos debates con jóvenes, Jeannine Ella Abatan, investigadora del Instituto de Estudios de Seguridad, descubrió que los jóvenes deciden participar en grupos extremistas o evitarlos en función de varios motivos personales, sociales, religiosos y económicos. Por ejemplo, Jeannine cuenta la historia de un joven que resistió varios intentos de ser reclutado porque su familia le había advertido acerca de estos grupos y porque las opiniones de los extremistas no reflejaban lo que había aprendido en el Corán.

Las autoridades suelen ser reacias a vincularse con quienes están involucrados con el extremismo violento, pero sin interacciones directas resulta difícil comprender las circunstancias que empujaron a los jóvenes a elegir ese camino. En el marco del proyecto, se han llevado a cabo más de 70 entrevistas con personas que participan en la violencia extremista y más de 80 con otras personas que decidieron no involucrarse.

Estos proyectos les dan voz a las nuevas generaciones, ya que les permiten participar en diversas cuestiones sociales. Además, aportan pruebas necesarias para impulsar estrategias y políticas en favor de la paz y la seguridad para hacer frente a la violencia y al conflicto. En última instancia, la paz mundial y el desarrollo sostenible solo se pueden alcanzar si se priorizan las opiniones, la acción y el liderazgo de los jóvenes, y si los consideramos actores resilientes del cambio en lugar de riesgos.

Vea el lanzamiento en Ottawa de The Missing Peace: Independent Progress Study on Youth, Peace and Security.

Vea una mesa redonda de investigadores financiados por el IDRC donde discuten la función de los jóvenes en la consolidación de la paz, la lucha contra la violencia extremista y el desarrollo sostenible.