Financiamiento educativo en África durante COVID-19

“El COVID-19 ha causado la mayor interrupción en la educación que jamás hayamos visto”, dijo Margarita Focas Licht, especialista en educación superior de la Alianza Global para la Educación (GPE). “Los impactos no han sido uniformes en todos los países o incluso dentro de ellos. Junto con las desigualdades económicas y de salud, la pandemia ha profundizado las desigualdades en la educación.”
En el punto álgido de la pandemia de COVID-19, el cierre de escuelas dejó a 1600 millones de niños sin escolarizar en todo el mundo. Más de la mitad de estos niños fueron provenientes de países de bajos ingresos. En un seminario web del 2021 organizado por el Observatorio sobre las respuestas al COVID-19 en los sistemas educativos en África del Intercambio en Conocimiento e Innovación (KIX), Sarah Anyang Agbor, Comisionada de la Unión Africana (AU), destacó que: “En África, al 6 de abril de 2020, 53 Estados miembros de la AU habían cerrado sus instituciones de aprendizaje, dejando a 20 millones de alumnos sin escolarizar en el nivel preprimario, 100 millones en el nivel primario, 56 millones en el secundario y 8 millones en el terciario, sin acceso a la enseñanza y al aprendizaje.”
Jane Egau Okou, Comisionada de Educación Docente en Uganda, describió las múltiples presiones: “A medida que las escuelas se apresuraron a cerrar rápidamente en marzo de 2020, los maestros no estaban preparados para continuar la instrucción de forma remota sin capacitación para el aprendizaje a distancia, los materiales y el apoyo tecnológico. Los padres no estaban preparados para que los niños pasaran tiempo en casa sin los medios para continuar y apoyar su educación. Y los niños no estaban preparados para aprender por sí mismos." La situación fue confusa para todos.
Los niños de grupos vulnerables tales como niñas, refugiados y personas con discapacidades fueron los más afectados. Los sistemas educativos de África, que ya venían luchando contra las deficiencias y desigualdades en la provisión de educación, se vieron duramente probados. La pandemia desafió a los gobiernos a explorar “formas alternativas de enseñanza sin comprometer la calidad”, dijo Agbor cuando lanzó oficialmente el Observatorio KIX.
La crisis de la educación impulsó a los socios financieros, los gobiernos y los expertos en educación del continente a examinar críticamente la escala y la naturaleza del financiamiento para la educación. Específicamente, querían ver "si y cómo el dinero gastado había apoyado resultados educativos de buena calidad, especialmente para niñas y niños, aquellos que viven con discapacidades y los grupos desfavorecidos," dijo Agbor.
Como parte de su misión de contribuir al conocimiento y la erudición sobre educación internacional, KIX contribuyó al nuevo debate con la publicación de su informe Financiando la educación en África durante la pandemia de COVID-19. En abril de 2021, el Observatorio KIX reunió a las partes interesadas de KIX en un seminario web para discutir el informe y sus implicaciones, una función clave del intercambio de conocimientos respaldada por KIX, el cual es un esfuerzo conjunto entre la GPE y el IDRC.
COVID-19 fue un gran impacto en un sistema educativo frágil
Antes de la pandemia, "se consideraba que el 40 por ciento de los niños en África tenían un bajo nivel de bienestar, lo que significa que tenían un acceso inadecuado al agua, el saneamiento, la nutrición y, en general, carecen de espacio para la educación", señaló Rita Bisoonauth, Jefa de Misión en el Centro Internacional para la Educación de Niñas y Mujeres en África (CIEFFA) de la UA. “Con el COVID-19, el número de niños afectados ha aumentado y las desigualdades de género se han ampliado, especialmente durante el cierre de escuelas”, agregó.
“A pesar de los importantes avances registrados en educación, los sistemas educativos del continente ya eran débiles”, declaró Bisoonauth. “Cuando golpeó la crisis, el financiamiento para el desarrollo cambió para responder rápidamente al apoyo y fortalecimiento de los sistemas de salud pública que se estaban derrumbando bajo la presión del COVID-19”. Este cambio debilitó aún más los sistemas educativos ya frágiles.
En todo el mundo, la enseñanza se llevó a cabo en línea para llegar a los niños obligados a quedarse en casa. En África, la educación a distancia que depende exclusivamente de la tecnología ha exacerbado y hecho visibles las desigualdades existentes.
“Según la UIT, 216 millones de estudiantes en África subsahariana no tienen una computadora en el hogar y 26 millones no están cubiertos por una red móvil”, dijo Agbor. "En 25 Estados miembros, más del 75% carece de acceso a Internet," agregó.
Cuando cerraron las escuelas, las inversiones en la mayoría de los países se centraron en las siguientes áreas principales: aprendizaje a distancia, incluyendo la formación de los profesores sobre cómo utilizar la tecnología necesaria para ello; proporcionar agua, saneamiento y materiales para la higiene en preparación para cuando abrieran las escuelas; y el apoyo a las poblaciones vulnerables, tales como los niños con necesidades especiales, las niñas de zonas marginadas y las poblaciones de refugiados.
Ruanda desarrolló un plan sectorial de educación COVID-19 en respuesta a la crisis. “Hemos invertido en la formación de profesores en enseñanza y evaluación en línea, hemos proporcionado a las escuelas estaciones de lavado y hemos construido 122.000 aulas nuevas para descongestionar las escuelas que están superpobladas”, dijo Gaspard Twagiyarezu, Ministro de Estado de Educación Primaria y Secundaria de Ruanda.
La GPE, a través de su ventana de financiamiento especial para apoyar iniciativas de educación en los países socios durante la pandemia, movilizó 500 millones de dólares americanos (650 millones de dólares canadienses). Según Focas Licht, se ha dado prioridad a casi las tres cuartas partes de dichos fondos para apoyo psicosocial, higiene, nutrición, equidad, incluyendo el apoyo para la reapertura de escuelas y la planificación de la resiliencia.
Las sumas son grandes, pero la necesidad es mayor
Las prioridades en competencia entre el gasto en educación y en salud pública están sometiendo a muchos gobiernos a una enorme presión. La mayoría de los oradores en el seminario web de KIX coincidieron en que la mayoría de los países africanos carecen de capacidad para cumplir con el 20% de la referencia mundial en apoyos a la educación. Y todo esto está sucediendo en un ambiente “en el cual es probable que el gasto en educación se estanque, se estima que la brecha en el financiamiento anual necesario para alcanzar el ODS4 aumentará de 148 mil millones de dólares americandos [192 mil millones de dólares canadienses] a 200 mil millones de dólares americandos [260 mil millones de dólares canadienses] y la ayuda a la educación podría disminuir en hasta 2 mil millones de dólares americanos [2.6 mil millones de dólares canadienses] para el 2022", señaló Focas Licht.

¿Cómo están abordando los gobiernos el problema?
La pandemia colocó a la mayoría de las familias en el continente bajo presión económica ya que vieron restringida su movilidad; sus trabajos desaparecer; y sus economías nacionales encogerse. Según Agbor, muchos niños, especialmente niñas, fueron forzados al trabajo infantil y al matrimonio precoz. Los resultados de la investigación de KIX revelaron que los gobiernos respondieron a estos problemas de dos maneras: con instrumentos de política y con dinero extra.
La ola de embarazos en adolescentes ha impulsado la revisión de políticas para apoyar la readmisión de niñas embarazadas y madres adolescentes en la escuela. Zimbabwe ha asignado 123 millones de dólares americandos [160 millones de dólares canadienses] para revisar su Ley sobre la Educación. La investigación de KIX examinó, a través de una perspectiva de género, cómo el financiamiento apoya a los niños. "De las inversiones en los esfuerzos de educación en África, ¿cuánto se destinó a apoyar a niños y niñas?", preguntó Maria Mdachi, Especialista en Género de CIEFFA.
Las investigaciones muestran que la igualdad en la matriculación de niños y niñas generalmente es uniforme en la escuela pre y primaria, pero la brecha se amplía en los niveles de la escuela secundaria y terciaria. “Los datos desglosados por género para explicar por qué ocurren tales cambios son insuficientes o faltan por completo,” dijo Mdachi. "Sin embargo, una mejor información contribuirá a la planificación y a las estrategias de educación que tengan en cuenta las barreras a la igualdad de género".
La AU intensificó sus esfuerzos para ayudar a las niñas a regresar a los salones de clases a través de "AfricaEducateHer", una campaña para crear conciencia y movilizar recursos para que las niñas regresen a las escuelas cuando reabrieran. “Sabíamos que muchas niñas no tenían la oportunidad de regresar a la escuela debido a la pandemia, los matrimonios precoces y los embarazos de adolescentes,” dijo Mdachi.
CIEFFA ha hecho un llamado a la “inteligencia de género” como un enfoque estratégico para abordar mejor la igualdad de género. La organización Gender Intelligence Group define la inteligencia de género como un cambio de paradigma que se centra en "características naturales que distinguen a hombres y mujeres más allá de lo biológico y cultural obvio, para incluir diferencias de actitud y comportamiento."
“Esta comprensión contribuirá a obtener mejores resultados para las niñas a través de políticas que prioricen la igualdad de género y garanticen que nadie se quede atrás”, dijo Mdachi.
¿Qué debe hacerse?
Para generar resiliencia y calidad en la educación, África necesita una financiación sostenida y una expansión de los ingresos nacionales para apoyar las iniciativas de educación, dijo Focas Licht. La GPE ha lanzado una campaña para movilizar 5 mil millones de dólares americanos (6.5 mil millones de dólares canadienses) en cinco años para fortalecer los sistemas educativos y proteger los logros obtenidos en educación. La Cumbre Mundial de Educación celebrada en el Reino Unido en 2021 reunió a líderes mundiales y la comunidad mundial para comprometer financiamiento para apoyar una educación de calidad para todos los niños durante el período 2021 a 2025. La cumbre formó parte de la campaña de financiación "Raise Your Hand" lanzada en octubre de 2020.
Los expertos en el seminario web de KIX pidieron a los gobiernos africanos que innoven, aborden las ineficiencias y realicen inversiones en las áreas que más importan y donde el retorno de la inversión son altos, tal como los cuidados infantiles atención y la educación de la primera infancia.
Agbor exhortó a los gobiernos, durante la pandemia de COVID-19 y otras emergencias, a invertir en cerrar la brecha digital y en energía verde. También alentó las asociaciones estratégicas entre finanzas, energía e infraestructura para establecer instalaciones que respalden las innovaciones en la educación.