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Hace diez años, los cursos de agua que atraviesan una zona cafetalera del norte de Nicaragua estaban contaminados por escorrentías provenientes de tierras agrícolas y actividades de procesamiento. Los pueblos ubicados aguas abajo temían por su suministro de agua. Diez años más tarde, estos cursos de agua cuentan con la protección de los residentes y las autoridades locales. Por otra parte, la economía se diversifica poco a poco y las perspectivas de desarrollo económico parecen más alentadoras.

Esto hace que esta región sea un caso raro entre las regiones rurales latinoamericanas. Un estudio que se realizó en 10 000 distritos rurales de la región mostró que solo el 12 % de ellos mostraba índices de crecimiento económico, a la vez que reducía los niveles de pobreza y desigualdad. Una red de investigadores de toda la región se propuso determinar los factores que les habían permitido a estos distritos desarrollarse de forma equitativa. Encontraron seis factores que marcaban la diferencia entre el avance y el estancamiento:

  • La distribución razonablemente equitativa de las tierras y la disponibilidad de recursos naturales.
  • El acceso a los mercados.
  • Una economía diversificada.
  • La inversión gubernamental en infraestructura y servicios.
  • La proximidad de ciudades medianas.
  • Una coalición de partes interesadas locales de carácter diverso.

Estos factores “constituyen elementos clave que le permiten a un territorio rural crecer con mayor inclusión social y sostenibilidad ambiental”, afirma Julio Berdegué, investigador principal del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp). Como socio de larga data del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC), Rimisp llevó a cabo el estudio como parte de su programa Dinámicas Territoriales Rurales.

Preservación de recursos hídricos en Nicaragua

Si bien surgieron diferentes combinaciones de estos factores en los distritos estudiados, la presencia de una coalición de partes interesadas parece ser crucial.

En el norte de Nicaragua, los gobiernos locales, los productores de café y otras organizaciones unieron fuerzas con el objetivo de proteger los recursos naturales del Macizo de Peñas Blancas o “montaña de roca blanca”, cuya magnífica vegetación se eleva hacia las nubes.

Esta zona “es la única fuente de agua limpia y segura para las ciudades”, afirma Ligia Gómez, de Nitlapan, un centro de investigación para el desarrollo perteneciente a la Universidad Centroamericana, que llevó a cabo el estudio de caso Rimisp en esa región.

Es la preocupación por la escasez de agua potable la que impulsó a diversas partes interesadas a reunirse para desarrollar un plan de gestión de recursos naturales para la región. El hecho de proteger los recursos hídricos en particular es crucial para mantener la economía local, que se basa en la exportación de café.

En virtud de las exportaciones, los agricultores representan otro de los factores del éxito: el acceso a los mercados. Asimismo, están diversificando los cultivos —el tercer factor— para poder incorporar nuevos mercados.

Llevó tres años desarrollar el plan de gestión para Peñas Blancas y varios años más obtener la aprobación de los gobiernos locales, afirma Edgard Castillo, director ejecutivo del Centro de Entendimiento con la Naturaleza, que formó parte de la iniciativa.

Diversificación de la economía en Ecuador

Otra coalición de partes interesadas, principalmente organismos gubernamentales, pequeños agricultores y titulares de pequeñas fábricas, contribuyó a promover una economía local próspera y diversa en Tungurahua, situada en el centro de Ecuador.

Esta zona se beneficia gracias a otros factores de éxito identificados por el Rimisp. A mediados del siglo XX, la división de los grandes latifundios contribuyó a crear una distribución más equitativa de la tierra en la región. Asimismo, el gobierno ha invertido en sistemas de riego, carreteras y educación que ayudaron a que los pequeños agricultores pudieran establecerse.

Sin embargo, según Pablo Ospina, que dirigió el estudio de caso ecuatoriano, la agricultura por sí sola no podría impulsar la economía local. Además de cultivar las tierras, las familias tuvieron que diversificar sus actividades y crearon pequeños talleres de fabricación o artesanías. A diferencia de lo que ocurre con Peñas Blancas en Nicaragua, donde las ciudades están alejadas entre sí y la mayoría de lo que se produce está destinado a la exportación, las áreas urbanas medianas de Tungurahua brindan importantes oportunidades de mercado para las familias rurales, lo que genera una economía diversa, basada en el comercio local.

Tal como señala Ospina, las mujeres desempeñan una función fundamental en estas empresas, ya que experimentan con nuevos productos y se aventuran en nuevos mercados.

Puntos de referencia, no fórmulas

Con historias y situaciones geográficas diferentes, Peñas Blancas y Tungurahua reflejan combinaciones muy diferentes de los factores clave para el éxito identificados por el Rimisp. Y se trata de una de las lecciones más importantes de la investigación.

“No existe una fórmula, sino que hay muchas combinaciones” afirma Berdegué. No obstante, los factores constituyen importantes puntos de referencia para los formuladores de políticas que buscan reducir la pobreza y la desigualdad.

Para los investigadores y los formuladores de políticas, dice Berdegué, los resultados del estudio “abren mil puertas más”.

Barbara Fraser es una periodista independiente que vive en Lima, Perú.

Crédito de la imagen superior: Scott Wallace / World Bank