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Raquel Tello, madre de tres hijos menores de 12 años, a diario se ve en la dificultad de proporcionar comidas sanas a su familia en Huallhua, una pequeña comunidad agrícola ubicada en la cordillera de los Andes en el Perú. Si bien, en los últimos seis años las tasas de malnutrición y anemia infantil han disminuido de manera general en el Perú, en la región sureña de los Andes estas se mantienen intransigentemente en un nivel alto. Un programa a cargo de la asociación civil sin ánimo de lucro Chirapaq (Centro de Culturas Indígenas del Perú), ayuda a las familias como la de Raquel Tello a luchar contra la malnutrición infantil al aumentar el consumo de alimentos tradicionales. Tello y sus vecinos participaron en el programa y aprendieron a preparar una dieta más variada y balanceada usando cultivos andinos locales o tradicionales como la quinoa, trigo, porotos y tubérculos. “Con esos alimentos lo único que hacía eran sopas, pero también aprendí a preparar platos principales”, nos dice.

En Perú y otros países latinoamericanos, las autoridades sanitarias están comprometidas a implementar programas de salud interculturales como medio para eliminar las diferencias de

salud entre los pueblos indígenas y el resto de la población. Los investigadores que reciben apoyo del IDRC están estudiando Chirapaq y otras iniciativas a fin de comprender las dificultades de implementación a las que se enfrentan estos programas. Para que tengan éxito es esencial que adquieran experiencia de las buenas prácticas y que aborden los factores que entorpecen la implementación, incluidas las desigualdades sociales.

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Community members in San Juan de Chito
DANIEL BACHHUBER / FLICKR
Community members in San Juan de Chito, Ayacucho, learn how to use traditional crops to prepare a more varied and balanced diet for their families.

Nutrición e identidad cultural

Chirapaq trabaja para mejorar la salud de las familias andinas y reforzar su identidad cultural mediante el aumento de la seguridad alimentaria, señaló Newton Mori, encargado de dirigir el programa de promoción de derechos, cultura y política de la organización indígena.

Los centros de salud públicos ofrecen exámenes médicos de rutina y suplementos nutricionales a los niños de estas familias, pero las madres casi nunca los aprovechan. Algunas no acuden a los centros porque el personal no habla quechua, el idioma local. Otras no toman los suplementos por temor a los efectos secundarios o critican el mal sabor.

Chirapaq ha impulsado e incrementado con éxito el consumo de los cultivos tradicionales para obtener una mejor nutrición. Pero su impacto en la malnutrición de los niños y los hábitos de alimentación saludables fue atenuado por factores fuera de su control, subrayando la necesidad de contar con políticas que garanticen que no se pierdan los beneficios logrados, señaló la antropóloga médica Carmen Yon, la investigadora que coordinó los estudios llevados a cabo por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Su estudio descubrió que la buena nutrición no se limita al régimen alimenticio sino que depende de factores socioeconómicos como las buenas condiciones de vivienda, agua potable y centros de salud donde el personal sea sensible a las cuestiones culturales y hablen el idioma local.

Tello explicó que, en su aldea de unas 180 familias, en el manantial más cercano el agua solo sale a chorritos. Puede tardar horas llenar un balde, lo cual dificulta recoger suficiente agua para mantener una buena higiene e impedir que el aire seco de las montañas marchite las verduras. Otras tareas relacionadas con la nutrición, como la cría de animales pequeños como fuente de proteínas, añaden más trabajo a la larga jornada laboral de las mujeres que se ocupan de los niños, el hogar y los cultivos.

Capacitación en salud intercultural

La evaluación de Yon también incluyó, como parte de los esfuerzos que apoya del IDRC, un programa de capacitación en enfoques interculturales para enfermeros técnicos indígenas que trabajan en aldeas remotas de la región amazónica. Bajo la dirección de AIDESEP, una organización indígena global, el programa de capacitación aspira a cerrar la brecha entre la medicina "estilo occidental" y las prácticas tradicionales en los servicios de salud que presta el gobierno.

El programa incluye el estudio de medicamentos indígenas y de aquellos a base de plantas, los cuales forman una parte vital de la cultura amazónica, al igual que las prácticas indígenas para asistir en partos, brindar atención al recién nacido y el tratamiento de enfermedades. La capacitación también pone énfasis en el respeto a los conocimientos y prácticas indígenas en medicina; diálogo con la comunidad y sus líderes; entendimiento mutuo entre los que ejercen la medicina indígena y los profesionales de la salud convencionales; y la capacidad de hablar, leer y escribir el idioma local.

El estudio del IEP encontró que en las aldeas a donde fueron asignados los enfermeros interculturales, mejoró la relación entre los centros de salud y los residentes locales y aumentó la confianza en los servicios sanitarios.

Profesionales de la salud que acuden a prestar servicios y entienden

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Miembros de la comunidad de San Juan de Chito, Ayacucho
DANIEL BACHHUBER / FLICKR
Miembros de la comunidad de San Juan de Chito, Ayacucho, aprenden a usar los cultivos tradicionales para preparar una dieta más variada y balanceada para sus familias.

Ever Mucushua, un graduado del programa AIDESEP, indicó en una entrevista grabada por los investigadores del IEP que al principio enfrentó cierta oposición, sobre todo de parte de mujeres embarazadas. “Pero después de explicarles que había sido capacitado en salud intercultural, que hablaba su idioma y que era simplemente otro miembro de la comunidad, el problema quedó resuelto”.

Los pobladores de las aldeas donde el IEP realizó encuestas indicaron que los enfermeros técnicos interculturales les prestaron atención al hablar sobre sus necesidades, temores y razones por su desconfianza; proporcionaron mejores explicaciones; los comprendieron y respetaron sus conocimientos y cultura. Los enfermeros técnicos también actuaron de intermediarios con sus colegas que carecían de capacitación intercultural.

Gerardo Tukup, que también recibió capacitación en el programa de AIDESEP, adaptó la sala de partos de su centro de salud para que estos se pudieran llevar a cabo en la posición vertical

tradicional. También trabajó estrechamente con parteras tradicionales y promotores de la salud comunitaria con el fin de incrementar el número de nacimientos atendidos por personal sanitario en su jurisdicción. Estas medidas pueden mejorar la seguridad de los partos ya que reducen el riesgo de complicaciones tanto para la madre como para el recién nacido.

Pero el estudio encontró que el programa de AIDESEP no podría contrabalancear las carencias de un sistema donde la sensibilidad cultural es un valor consagrado en sus políticas, pero que falta en el diseño fundamental. La falta de incentivos para la salud intercultural ilustra esta discrepancia. El índice de rotación de personal es alto en los puestos de salud de las regiones amazónicas remotas que no cuentan con el equipo necesario. Además, el sistema de salud utiliza evaluaciones de rendimiento —orientadas a los resultados— que solo miden servicios que se ofrecen a pacientes asegurados. Los pacientes indígenas sin seguro que recibieron atención que pudiera haber incluido métodos interculturales, no son tomados en cuenta en los cálculos del sistema de salud para la renovación de fondos, informó el estudio del IEP.

Cómo hacer que las políticas sobre salud intercultural den resultado

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Gerardo Tukup, El personal y los usuarios del centro de salud en Churcampa, Huancavelica
DANIEL BACHHUBER / FLICKR
El personal y los usuarios del centro de salud en Churcampa, Huancavelica, prueban el método de parto que comúnmente usan los pueblos indígenas de las regiones andina y amazónica.

Yon y su equipo se están asegurando de que las conclusiones y recomendaciones del estudio para hacer mejoras lleguen a las manos de las autoridades sanitarias. Como parte de sus esfuerzos de promoción, celebraron una reunión nacional donde los enfermeros técnicos indígenas compartieron sus experiencias, logros y dificultades con los funcionarios del ministerio de salud.

Los encargados de formular las políticas están comenzando a prestar atención a su mensaje. En la región amazónica, una ordenanza emitida en junio de 2016 incorporó la capacitación intercultural y el conocimiento del idioma indígena a los criterios de evaluación en la contratación de personal sanitario en la región. Asimismo, la Dirección Regional de Educación - Amazonas acordó reconocer la atención de la salud intercultural como una especialidad y expedir certificados. El reconocimiento oficial hace que el programa sea más valioso para los participantes —y hace que los enfermeros técnicos interculturales sean más valiosos para el sistema de salud, dijo Nery Zapata, miembro del consejo directivo nacional de AIDESEP.

“La salud intercultural supone que la medicina convencional y la medicina indígena deben ir de la mano”, señaló Zapata. “Ese concepto y práctica debe incorporarse de manera efectiva en las políticas nacionales en materia de salud”.

Gracias a las evaluaciones como esta, las evidencias que existen están orientando los esfuerzos para integrar las prácticas y enfoques interculturales al sistema de salud del Perú y ayudando a abordar los cuellos de botella que impiden que la gente use estos servicios fundamentales.

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Crédito de la imagen superior: Daniel Bachhuber / Flickr