Cuando se acerca el nuevo año escolar en Paraguay, el taller de costura de Gladys Romero está repleto de actividad. Ella normalmente trabaja a toda máquina para satisfacer la demanda de uniformes, y sus tres hijas y su esposo también colaboran. Cuando las escuelas cercanas a su casa en Capiíbary reabren después de las vacaciones de verano, las niñas van a clase vestidas con uniformes que ellas ayudaron a confeccionar..
“Mi sueño siempre ha sido tener un negocio de sastrería y una tienda de ropa y lograr que mis hijas terminen los estudios”, dijo Romero. Para el 2020, había podido añadir un taller de costura y una pequeña tienda en la casa, colocar un piso nuevo y mantener a sus hijas en la escuela gracias a su floreciente negocio.
Romero participó en un programa piloto que brindó a 28.000 familias de Colombia, Honduras, México y Paraguay la oportunidad de “graduarse” de la pobreza extrema y desarrollar resiliencia ante las crisis. Por ejemplo, la pandemia de COVID-19 desaceleró la actividad económica en todas partes y estas familias, como tantas otras, enfrentaron dificultades financieras que les impidieron satisfacer sus necesidades básicas. Sin embargo, con la capacitación que recibieron familias como la de Romero en educación financiera, aumentó su capacidad de ahorro y también su capacidad de recuperación para enfrentar momentos críticos tales como la pandemia.
Graduarse de la pobreza
Desarrollado originalmente por la organización no gubernamental internacional BRAC, en Bangladesh, el enfoque de graduación se ha replicado en más de 40 países. Estos esfuerzos contra la pobreza a menudo han tenido éxito y han mostrado potencial para el escalamiento. En América Latina, cerca del 25% de la población (172 millones) vive en situación de pobreza, por lo que era urgente ampliar el alcance del enfoque de graduación.
La Fundación Capital, una empresa social que trabaja con los gobiernos y el sector privado para eliminar la pobreza y generar medios de vida dignos, adaptó el concepto original de manera importante. Trabajando junto con los gobiernos socios, integró el enfoque de graduación en grandes programas sociales del sector público, afinando cada esquema de acuerdo con las necesidades y prioridades del país.
Con el apoyo del IDRC y la Fundación Ford Fundación Capital trabajó con los gobiernos nacionales para implementar su modelo de graduación adaptado, documentar su impacto y ensayar innovaciones que podrían respaldar su escalamiento. Hoy, más de medio millón de personas en siete países de América Latina y África se han beneficiado de programas de graduación específicos para cada país.
Los instructores y la aplicación prestan un apoyo crucial.

El modelo de graduación original implicaba la distribución de activos físicos para apoyar el lanzamiento de una empresa pequeña. Por el contrario, la versión de la Fundación Capital les otorga a los participantes hasta $500 en efectivo y la libertad de decidir cómo gastarlos. “Hay que confiar en las personas” dice Tatiana Rincón, presidenta de Género, Promoción Social y Medios de Vida de Fundación Capital. “En lugar de darles activos, deles efectivo. Es más fácil y más económico, y los capacita y genera confianza.”
Romero utilizó el dinero inicial para comprar su primera máquina de coser y luego reinvirtió las ganancias en máquinas con funciones especializadas para coser líneas rectas, costuras y dobladillos.
Fundación Capital también desarrolló una aplicación divertida y educativa, llamada AppTitude, que está narrada por un loro de dibujos animados que brinda explicaciones claras y también un personaje de dibujos animados llamado María, que hace preguntas inteligentes. La herramienta es personalizable y utiliza videos cortos y demás contenido accesible para enseñar conocimientos financieros básicos y lecciones sobre cómo administrar una empresa pequeña.
Se contrataron a personas locales con experiencia empresarial como mentores para ofrecer apoyo técnico e interpersonal. Estos llevaron a los participantes una tableta cargada con la aplicación y los guiaron a través de las lecciones durante sus visitas cada dos semanas. Guiados por su instructor, los participantes encontraron la aplicación fácil de usar y de comprender. “Una vez que comencé a usar [la aplicación], quise aprender más,” dijo Romero. “La parte que más disfruté fue aprender a administrar mi negocio y mis clientes.”
Mejoramiento de la vida y la capacidad de recuperación
Las evaluaciones realizadas en colaboración con la Universidad de los Andes entre 2014 y 2018 revelaron que los ingresos de los participantes crecieron en todos los países (un 15% en Paraguay y un 64% en México), junto con sus ahorros, activos y percepciones de bienestar. El programa no solo aumenta los ingresos, dijo Rincón, sino que también genera confianza y cambia las perspectivas.
“Las personas que viven en la pobreza extrema suelen sobrevivir un día a la vez: ‘¿Qué vamos a comer? ¿Puedo pagar el alquiler? Las familias se olvidan de soñar mientras se concentran en sus necesidades diarias a corto plazo,” dijo. “Pero en el programa de graduación, las familias no solo comenzaron a soñar nuevamente, sus mentalidades también comenzaron a cambiar. Y sus decisiones financieras reflejan este cambio de mentalidad hacia el pensamiento y la sostenibilidad a largo plazo.”

Una de esas soñadoras es Modesta Flor, quien creó nuevas oportunidades para ella y su familia en el pueblo de Carayaó, donde ella y su esposo viven con sus ocho hijos. Flor utilizó su capital inicial para comprar hierbas medicinales, junto con pequeñas bolsas de plástico y cartón para empaquetar, para vender los paquetes en el mercado local.
Pero esto fue solo un trampolín hacia su objetivo de comenzar una panadería en el hogar. Usó las ganancias de las ventas de hierbas para tomar lecciones de repostería. También comenzó a cumplir pequeños pedidos de repostería en casa por la tarde y a vender sus pasteles en el mercado los sábados. Estando ahora tan ocupada, su esposo se ha hecho cargo del negocio de las hierbas.
Las redes de seguridad básicas del gobierno que transfieren dinero a las familias garantizan un nivel mínimo de bienestar y evitan que caigan en una pobreza más profunda, dijo Rincón, pero rara vez permiten que las familias escapen de la pobreza extrema por completo. “Nuestro objetivo no es terminar con las transferencias de efectivo, sino agregar programas de graduación a la mezcla. Soy una gran defensora de ambos,” dijo. “De esta manera, podemos romper la transmisión intergeneracional de la pobreza. Cuando las mujeres tienen acceso a oportunidades económicas, se vuelven más resilientes y capaces de hacer frente a las crisis. Si no reciben el estipendio del gobierno a tiempo, aún pueden mantener a sus familias.”
Abordando las barreras arraigadas a la igualdad de género: Igualdapp
Las mujeres constituyen el 80% de los participantes del programa de graduación porque se encuentran entre los individuos más pobres entre los pobres, dijo Rincón. Se maravilla con el ingenio y la creatividad que se desata cuando las personas tienen una oportunidad.
Aunque los programas crearon oportunidades de empleo y mejoraron el acceso de las mujeres a los ingresos, no necesariamente cambiaron las actitudes, creencias y prácticas restrictivas sobre los roles de género que socavan la igualdad. Por ejemplo, barreras como la responsabilidad desproporcionada del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que recae sobre las mujeres pueden inhibir su empoderamiento económico. Las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres, incluyendo la violencia de pareja, también pueden reducir el control de las mujeres sobre los recursos. Estas normas sociales pueden hacer que los programas de graduación tengan efectos negativos no deseados cuando el creciente trabajo remunerado de las mujeres les impone más presión, además del trabajo no remunerado que realizan, y cuando sacude las relaciones de poder existentes en los hogares.
Gracias a la investigación sobre estos temas apoyada por el IDRC, los programas de graduación —incluyendo el de Paraguay— ofrecen capacitación a los participantes sobre igualdad de género e incentivos para formar grupos de ahorro que ofrecen apoyo mutuo a los miembros, entre otras innovaciones.
Fundación Capital desarrolló Igualdapp, una aplicación interactiva para tabletas que guía a los usuarios a través de historias, ideas y actividades diseñadas para que comprendan la distribución desigual de las tareas domésticas y de cuidado, la importancia de los derechos de salud sexual y reproductiva y las señales de violencia contra las mujeres y los niños. Los resultados de la investigación han demostrado que la aplicación, lanzada en el 2020, contribuyó a cambios en las normas de género, en particular en las actitudes hacia el reparto de las responsabilidades domésticas y de cuidado no remunerado.
Al abordar las normas sociales restrictivas y las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres, los programas de graduación pueden promover transformaciones verdaderamente sostenibles para las mujeres, los hombres y las comunidades en general.
Estos importantes esfuerzos contra la pobreza no solo pueden respaldar el empoderamiento económico de las mujeres, sino que también pueden abordar otras barreras que se interponen en su camino. El objetivo final es mejorar aún más el enfoque de graduación para que pueda ser una fuerza poderosa para la prosperidad compartida a medida que se escala para llegar a millones de las personas más pobres del mundo.