A medida que se acercaba el nuevo año escolar en Paraguay el año pasado, el taller de costura de Gladys Romero estaba lleno de actividad. Trabajaba a toda máquina para satisfacer la demanda de uniformes, su esposo trabajaba como albañil y sus tres hijas también colaboraban. Cuando las escuelas cercanas a su casa en Capiíbary reabrían después de las vacaciones de verano, las niñas iban a clase vestidas con uniformes que ellas ayudaron a hacer.
“Mi sueño siempre ha sido tener un negocio de sastrería y una tienda de ropa y lograr que mis hijas terminen los estudios”, dice Romero. Gracias a su floreciente empresa, pudo agregar un taller de costura y una pequeña tienda en su casa, colocar un piso nuevo y mantener a sus hijas en la escuela.
Romero participó en un programa que ha brindado a 28.000 familias en cuatro países latinoamericanos la oportunidad de "graduarse" de la pobreza extrema. Ahora que la pandemia de COVID-19 ha desacelerado la actividad económica en todas partes, estas familias, como muchas otras, enfrentan dificultades financieras y están aprovechando sus recursos para satisfacer sus necesidades básicas. Sin embargo, con la capacitación que recibieron familias como la de Romero en educación financiera, aumentó su capacidad de ahorro y también su capacidad de recuperación para enfrentar momentos críticos tales como la pandemia.
Graduarse de la pobreza
Desarrollado originalmente por la organización no gubernamental internacional BRAC, en Bangladesh, el enfoque de graduación se ha replicado en más de 40 países. Estos esfuerzos contra la pobreza a menudo han tenido éxito, pero a una escala relativamente pequeña, y se necesitaba con urgencia encontrar formas de ampliar su alcance.
La Fundación Capital, una empresa social que trabaja con los gobiernos y el sector privado para combatir la pobreza y generar medios de vida dignos, ha adaptado el concepto original de manera importante. Trabajando junto con los gobiernos socios, integró el enfoque de graduación en grandes programas sociales del sector público, afinando cada esquema de acuerdo con las necesidades y prioridades del país.
A pesar de los avances de los últimos años, 165 millones de personas en América Latina, aproximadamente una cuarta parte de la población, viven en la pobreza. Con el apoyo del IDRC y de la Fundación Ford, el modelo de graduación adaptado de Fundación Capital ha comenzado a marcar la diferencia. Aproximadamente 150.000 personas en Colombia, Honduras, México y Paraguay se han beneficiado de los programas específicos de cada país durante los últimos cinco años, ensayando innovaciones que podrían prestarse a ser ampliadas.
Los instructores y la aplicación prestan un apoyo crucial.

El modelo de graduación original implicaba la distribución de activos físicos para apoyar el lanzamiento de una empresa pequeña. Por el contrario, la versión de la Fundación Capital les otorga a los participantes hasta $500 en efectivo y la libertad de decidir cómo gastarlos. “Hay que confiar en las personas,” dice Tatiana Rincón, vicepresidenta de promoción social y de medios de vida de Fundación Capital. “En lugar de darles activos, deles efectivo. Es más fácil y más económico, y los capacita y genera confianza."
Romero usó el capital inicial para comprar su primera máquina de coser y luego reinvirtió las ganancias en el negocio. Ahora tiene cinco máquinas con funciones especializadas para coser líneas rectas, costuras y dobladillos.
Fundación Capital también desarrolló una aplicación divertida y educativa, llamada AppTitude, que está narrada por un loro de dibujos animados que brinda explicaciones claras y también un personaje de dibujos animados llamado María, que hace preguntas inteligentes. La herramienta es personalizable y utiliza videos cortos y demás contenido accesible para enseñar conocimientos financieros básicos y lecciones sobre cómo administrar una empresa pequeña.
Se contrataron a personas locales con experiencia empresarial como mentores para ofrecer apoyo técnico e interpersonal. Estos llevaron a los participantes una tableta cargada con la aplicación y los guiaron a través de las lecciones durante sus visitas cada dos semanas. Guiados por su instructor, los participantes encontraron la aplicación fácil de usar y de comprender. “Una vez que comencé a usar [la aplicación], quise aprender más,” dice Romero. "La parte que más disfruté fue aprender a administrar mi negocio y mis clientes."
Mejoramiento de la vida y la capacidad de recuperación
Los ingresos de los participantes crecieron en todos los países (un 15% en Paraguay y un 64% en México), junto con sus ahorros, sus activos y sus percepciones del bienestar. El programa no solo aumenta los ingresos, dice Rincón, sino que también genera confianza y cambia las perspectivas.
“Las personas que viven en la pobreza extrema suelen sobrevivir un día a la vez: '¿Qué vamos a comer? ¿Puedo pagar el alquiler? ' Las familias se olvidan de soñar mientras se concentran en sus necesidades diarias a corto plazo," dice. “Pero en el programa de graduación, las familias no solo comenzaron a soñar nuevamente, sus mentalidades también comenzaron a cambiar. Y sus decisiones financieras reflejan este cambio de mentalidad hacia el pensamiento y la sostenibilidad a largo plazo."

Una de esas soñadoras es Modesta Flor, que está ocupada creando nuevas oportunidades para ella y su familia en el pueblo de Carayaó, donde ella y su esposo viven con sus ocho hijos. Flor utilizó su capital inicial para comprar hierbas medicinales, junto con pequeñas bolsas de plástico y cartón para empaquetar, para vender los paquetes en el mercado local.
Pero esto fue solo un trampolín hacia su objetivo de comenzar una panadería en el hogar. Usó las ganancias de las ventas de hierbas para tomar lecciones de repostería. También comenzó a cumplir pequeños pedidos de repostería en casa por la tarde y a vender sus pasteles en el mercado los sábados. Estando ahora tan ocupada, su esposo se ha hecho cargo del negocio de las hierbas. Para adaptarse a la crisis de COVID-19, Flor reformó su negocio y ahora entrega a los hogares de sus clientes.
Las redes de seguridad básicas del gobierno pueden proporcionar un nivel mínimo de bienestar y prevenir un deslizamiento hacia una pobreza más profunda, dice Rincón, pero rara vez permiten que las familias escapen por completo de la pobreza extrema. "Nuestro objetivo no es terminar con las transferencias de efectivo, sino agregar programas de graduación a la mezcla. Soy una gran defensora de ambos," dice. “De esta manera, podemos romper la transmisión intergeneracional de la pobreza. Cuando las mujeres tienen acceso a oportunidades económicas, se vuelven más resilientes y capaces de hacer frente a las crisis. Si no reciben el estipendio del gobierno a tiempo, aún pueden mantener a sus familias."
Una fuerza por la igualdad de género
Las mujeres constituyen el 80% de los participantes del programa de graduación porque se encuentran entre los individuos más pobres entre los pobres, dice Rincón. Se maravilla con el ingenio y la creatividad que se desata cuando las personas tienen una oportunidad.
La investigación sobre los programas de graduación liderados por la Universidad de los Andes ha generado lecciones basadas en evidencia que están informando la próxima fase del trabajo. El IDRC ahora está apoyando a la Fundación Capital y al Instituto de Estudios Peruanos mientras ensayan formas de integrar una perspectiva de género en los programas de graduación.
Durante la pandemia de COVID-19, las iniciativas que promueven la inclusión económica y la resiliencia son más relevantes que nunca. Los participantes del programa de graduación ahora tienen acceso a un asistente virtual llamado ConHector en la plataforma de WhatsApp. ConHector utiliza principios de inteligencia artificial y aprendizaje automatizado para conectarse con las personas, compartir información sobre la pandemia y ayudar en la recuperación de la salud financiera. ConHector también crea conciencia sobre la violencia de género y fomenta compartir las tareas y responsabilidades domésticas. En estos tiempos de aislamiento social, la tecnología se convierte en un canal fundamental a través del cual las mujeres pueden mantenerse en contacto con sus redes de apoyo.
Incluso durante la pandemia, estos importantes esfuerzos contra la pobreza no solo pueden apoyar el empoderamiento económico de las mujeres, sino también abordar las normas sociales restrictivas, la violencia de género y otras barreras que se interponen en su camino. El objetivo final es seguir mejorando el enfoque de graduación para que pueda ser una fuerza fuerte para promover la igualdad de género a medida que se amplía su escala hasta llegar a millones de las personas más pobres del mundo.